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El vendor lock-in en la nube está frenando silenciosamente a la IA

La adopción de la nube resolvió muchos problemas para las empresas.La infraestructura se volvió elástica. El despliegue se aceleró. La experimentación se volvió más barata.

La IA, sin embargo, expuso una nueva capa de fricción que la mayoría de las organizaciones no anticipó.


Hoy, muchos equipos no están bloqueados por modelos, GPUs o frameworks. Están bloqueados por algo mucho más estructural: el vendor lock-in en la nube, que limita cómo los datos se mueven, se conectan y conservan su contexto de negocio.

A medida que los sistemas de IA evolucionan hacia arquitecturas más autónomas y más intensivas en datos, el costo de tener datos “encerrados” se multiplica rápidamente. Lo que antes parecía conveniencia hoy se traduce en proyectos retrasados, pipelines frágiles y sistemas de IA que batallan para generar valor real.


Este no es un problema marginal. Gartner ha citado de forma recurrente que alrededor del 85% de los proyectos de IA fallan, la mayoría de las veces por mala calidad de datos o falta de datos relevantes. A pesar del rápido avance de los modelos, la restricción de fondo sigue siendo arquitectónica.


En este artículo exploramos cómo el vendor lock-in in the cloud impacta las iniciativas de IA, por qué suele pasar desapercibido hasta que ya es demasiado tarde y qué significa realmente la libertad de datos en la práctica.


El vendor lock-in se ve diferente en la era cloud


El vendor lock-in rara vez se presenta como un problema durante la etapa de compra.

En papel, todo funciona. Existen APIs. Los dashboards se ven bien. Los datos son técnicamente accesibles. La fricción aparece después, cuando los equipos intentan usar esos datos entre sistemas, nubes y flujos de trabajo de IA.


En los entornos cloud modernos, el lock-in suele manifestarse como:


  • Datos almacenados en formatos propietarios o servicios fuertemente acoplados

  • Procesos de extracción lentos, costosos o dolorosos a nivel operativo

  • APIs optimizadas para ecosistemas internos más que para la interoperabilidad

  • Contexto de negocio que vive dentro de las aplicaciones y no viaja con los datos


Ninguno de estos problemas bloquea directamente el reporting tradicional. Simplemente reducen la flexibilidad.


Los sistemas de IA, en cambio, son mucho menos tolerantes.


Dependen de que los datos fluyan entre fronteras, mantengan su significado y sigan siendo accesibles conforme la arquitectura evoluciona. Cuando mover datos se vuelve condicional o caro, las iniciativas de IA heredan esa rigidez por defecto.


Por qué la IA siente el impacto primero


Las cargas de trabajo de IA amplifican las debilidades arquitectónicas mucho más rápido que la analítica tradicional.


Entrenamiento, inferencia, recuperación de información y orquestación de agentes requieren que los datos se muevan libremente entre sistemas. También requieren semántica consistente. Un cliente no es solo una fila en una tabla. Es una entidad con relaciones, historial y significado operativo.


Cuando los datos están fragmentados entre aplicaciones cloud nativas, ocurren varias cosas:


  • Los modelos entrenan con vistas parciales de la realidad

  • Los pipelines de features derivan conforme los esquemas evolucionan de forma independiente

  • Los agentes de IA operan con contexto incompleto o desactualizado

  • La confianza en los outputs se erosiona entre los equipos de negocio


Por eso tantos fracasos de IA se atribuyen erróneamente a los modelos o a la estrategia. McKinsey observó que cerca del 70% de los fracasos de IA se deben a problemas de calidad e integración de datos, no a la sofisticación de los algoritmos.


El resultado no suele ser un colapso evidente. Es algo más sutil y más dañino: sistemas de IA que técnicamente funcionan, pero no influyen en las decisiones.


Los equipos responden iterando prompts, cambiando modelos o agregando más herramientas. La restricción de fondo permanece intacta.


El costo oculto que nadie presupuesta


El vendor lock-in rara vez aparece como una sola línea en el presupuesto.


En su lugar, se dispersa entre horas de ingeniería, lanzamientos retrasados y costo de oportunidad.


Algunos costos ocultos comunes incluyen:


  • Pipelines personalizados construidos solo para extraer o normalizar datos “encerrados”

  • Trabajo manual para reconciliar esquemas inconsistentes entre sistemas

  • Ciclos de experimentación más largos debido al acceso lento a los datos

  • Mayor dependencia de expertos específicos de una plataforma


A escala, esta fricción se refleja en los resultados. Una revisión interna del sector sugiere que casi el 87% de los proyectos de IA no llegan a producción completa o no entregan valor medible para el negocio. La mayoría no falla en los pilotos; se estanca cuando los equipos intentan operarlos.


El problema no es falta de ambición. Es fricción arquitectónica acumulada.


Elegir el modelo no soluciona problemas estructurales de datos


La industria invierte una enorme cantidad de energía comparando modelos.


Latencia, tamaño de la ventana de contexto, capacidades de razonamiento y costo por token dominan la conversación. Estas decisiones importan, pero están aguas abajo de la arquitectura de datos.


Un modelo potente operando sobre datos fragmentados o mal contextualizados se comporta de forma predecible. Produce resultados que suenan seguros, pero no se alinean con la realidad del negocio.


Esto es cada vez más evidente en la IA generativa. Gartner predice que el 30% de los proyectos de GenAI serán abandonados después de la prueba de concepto para finales de 2025, citando la mala calidad de datos como la principal razón, junto con la falta de valor de negocio claro y controles de riesgo.


Cambiar de modelo no restaura contexto perdido. No unifica esquemas. No resuelve vacíos de linaje.


La confiabilidad de la IA emerge de la estructura de los datos mucho antes de que comience la inferencia.


Qué significa realmente la libertad de datos


La libertad de datos suele confundirse con la capacidad de exportar archivos. En la práctica, va mucho más allá.


La verdadera libertad de datos incluye:

  • Acceso sin costos punitivos ni demoras

  • Portabilidad entre plataformas y herramientas

  • Preservación del contexto y la estructura de negocio

  • Visibilidad sobre cómo los datos se mueven y se transforman


Este reto crece con la escala. Un reporte reciente encontró que el 74% de las empresas gestionan más de 500 fuentes de datos, creando una complejidad de integración que frena directamente el escalamiento de la IA. En el mismo estudio, hasta el 20% de las iniciativas de IA fallaron específicamente por una infraestructura de datos “inteligente” inadecuada, es decir, sistemas incapaces de soportar el acceso, la integración o el volumen requerido.


La libertad de datos no implica abandonar proveedores cloud. Tampoco exige migraciones masivas.

Requiere una capa de datos unificada que permita a los sistemas intercambiar información sin perder significado ni control.


Con libertad de datos, los equipos de IA ganan algo crítico: opcionalidad.


El progreso de la IA depende de la opcionalidad arquitectónica


La adopción de la IA ya superó la etapa de experimentación.


Las empresas ahora enfrentan presión para demostrar ROI tangible, impacto operativo y resultados medibles. Muchas iniciativas se estancan en el mismo punto: escalar más allá de los pilotos.


El patrón común no es falta de talento ni de visión. Es falta de flexibilidad arquitectónica.

Por eso el comportamiento a nivel infraestructura está cambiando. Una encuesta de Barclays en 2024 encontró que el 83% de los CIOs planeaban repatriar al menos parte de sus cargas de trabajo para escapar de costos crecientes y dependencia de proveedores. Al mismo tiempo, el 89% de las organizaciones ya operan en un entorno multi-cloud, con evitar el vendor lock-in como uno de los principales impulsores de esta complejidad.


El multi-cloud por sí solo no garantiza libertad. Sin una capa de datos que preserve estructura y contexto, puede amplificar la fragmentación.


La opcionalidad es lo que permite que los sistemas de IA maduren.


De pipelines bloqueados a sistemas vivos


Los sistemas de IA se parecen cada vez más a sistemas vivos que a aplicaciones estáticas.

Aprenden. Se adaptan. Interactúan con entornos cambiantes.


Este cambio impone nuevas exigencias sobre la infraestructura de datos. Los pipelines diseñados para reporting batch tienen dificultades para soportar razonamiento en tiempo real. Los silos creados para eficiencia operativa resisten la inteligencia transversal.


La libertad de datos habilita un patrón distinto. Los sistemas se conectan sin colapsar en un solo monolito. El contexto viaja junto con los valores. La gobernanza se vuelve aditiva, no restrictiva. Los sistemas de IA construidos sobre esta base escalan de forma más natural porque se alinean con cómo funciona realmente la inteligencia.


Un camino práctico hacia adelante


El vendor lock-in rara vez es intencional.


Surge de decisiones razonables tomadas a lo largo del tiempo. Los servicios administrados reducen fricción. Los ecosistemas ofrecen conveniencia. Los equipos optimizan localmente.

El reto está en reconocer cuándo esas optimizaciones empiezan a limitar capacidades futuras.


Para las organizaciones que se toman en serio la IA, la pregunta cambia de herramientas a arquitectura:


  • ¿Qué tan fácilmente pueden moverse los datos?

  • ¿Qué tan consistentemente se preserva el contexto?

  • ¿Cuánta opcionalidad existe para futuras cargas de trabajo de IA?


Estas preguntas importan más que el próximo lanzamiento de un modelo.


Reflexión final


La IA no falla de forma ruidosa cuando los datos están restringidos.


Falla en silencio, a través de iniciativas estancadas, despliegues cautelosos y sistemas que nunca terminan de ganarse la confianza.


La siguiente etapa de madurez de la IA pertenece a las organizaciones que tratan la libertad de datos como una capacidad fundamental, no como un subproducto de las herramientas.


Las plataformas enfocadas en conectar datos empresariales complejos, preservar estructura y habilitar interoperabilidad hacen este cambio viable. Permiten que los sistemas de IA operen sobre la realidad y no sobre fragmentos.


Si tu roadmap de IA se siente más lento de lo esperado, el cuello de botella quizá no sea la inteligencia. Puede ser qué tan libremente se permite que tus datos se muevan.


Si estás evaluando qué tan preparada está realmente tu organización para escalar IA, empieza por mapear cómo fluyen hoy tus datos. Identifica dónde el acceso se ralentiza, dónde se pierde el contexto y dónde las dependencias limitan la experimentación.


Entender esas restricciones suele ser el primer paso para construir sistemas de IA que entreguen valor duradero y no solo demos temporales.


Sobre Arkon Data


Arkon Data Platform ayuda a las empresas a liberarse del vendor lock-in in the cloud conectando incluso los paisajes de datos más complejos en una capa unificada y gobernada. Al preservar estructura, contexto e interoperabilidad, las organizaciones pueden activar IA y analítica avanzada en tiempo récord, sin migraciones costosas ni rediseños arquitectónicos innecesarios.


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